martes, 25 de febrero de 2014

Review: Show BSB en Madrid & Barcelona

Desde una pagina web donde hablan de muchos artistas en general, han echo un review del concierto de BSB, tanto el de Madrid como el de Barcelona!! Que a continuacion tenéis copiado, de todas formas si quieres leerlo en su web original haz click AQUI


BACKSTREET BOYS, MADRID & BARCELONA (FEBRERO 2014


Cinco años es lo que ha tardado la boyband más exitosa de todos los tiempos ‒le pese a quien le pese‒ en volver a pisar a España. Cinco largos años para los fans que les seguimos desde siempre, los rara avis que sabemos que no “han vuelto” ‒eso fue en 2005 y desde entonces han publicado ni más ni menos que cuatro álbumes de estudio‒, los que queríamos volver a ver a Kevin encima del escenario ‒él sí que ha vuelto tras apartarse de la banda un tiempo‒, los que nos conocemos al dedillo sus canciones, nuevas y antiguas.

La pregunta es: esta larga espera para volver a verlos en directo, ¿ha merecido la pena? Mi respuesta es “sí, pero”. ¿Y ese pero? El concierto de Barcelona, a mi parecer, no estuvo a la altura.

Antes de empezar a hablar de los dos conciertos, quiero mencionar a The Exchange, unos teloneros muy dignos que amenizaron la espera. Su actuación constó de dos partes: versiones a capela de temas conocidos en que ellos mismos hacían vocalmente todos los sonidos de instrumentos ‒bajo, batería, etc.‒ y canciones propias cantadas sobre una base musical. La puesta en escena era de lo más simple: ellos solos cantando en el escenario vacío; pero consiguieron llenar el espacio bailando coreografías trabajadas.

Los Backstreet boys actuaban a las 21:30 y a la práctica en Madrid empezaron 10′ tarde y en Barcelona un poco menos. El desarrollo del concierto fue, en esencia, el mismo en ambas ciudades, aunque con grandes diferencias en cuanto a sonido y escenario que comentaré más adelante. Por ahora hablemos de lo común a las dos actuaciones.


La setlist y los chicos:


Se abre el show con un vídeo-presentación a lo James Bond que obliga a taparte los oídos para que los chillidos de las fans más entusiastas no te revienten el tímpano. El vídeo enlaza con los primeros acordes de The call, momento en el que aparecen los cincoboys dispuestos a enloquecer al público abriendo el concierto ya con una estupenda coreografía. Siguen Don’t want you back e Incomplete, canción en la que Nick Carter se cuelga la guitarra eléctrica y Kevin se coloca detrás del piano. Tras estas primeras canciones, Nick se queda solo en el escenario para hablar con el público.

Permanent stain es la primera canción que cantan de su nuevo álbum In a world like this ‒casualmente, mi preferida‒ pero enseguida vuelven a sus oldies, con All I have to give. En ese momento hacen un parón de dos minutos que amenizan con un vídeo-entrevista humorístico bastante gracioso si entiendes inglés y los fans de tu alrededor tienen la decencia de no gritar tonterías y dejarte escuchar algo. Cuando el vídeo termina, reenganchan a la audiencia al espectáculo sin ninguna dificultad, ya que los acordes de As long as you love me hacen dirigir la atención de todo el mundo de nuevo al escenario instantáneamente. No creo que haya nadie que no se deje la voz con esta canción cuando suena en directo. Uno de sus himnos, una canción con una letra que nunca será suficientemente valorada ‒simplemente por ser de una boyband‒ y que además siempre acompañan con una ya clásica coreografía que te transporta años atrás y te dibuja una nostálgica sonrisa.



Después del speech de Kevin en el que obviamente expresa su felicidad de estar de vuelta con sus hermanos ‒palabras suyas‒ le toca el turno a una canción del nuevo álbum escrita por él y AJ ‒por si hay algún sorprendido leyendo esto, sí, los Backstreet boys hace años que escriben canciones propias‒, Show them what you’re made of. Tras una canción nueva, como siempre hacen, otro tema clásico: Show me the meaning of being lonely.

Es el turno de AJ de hablar frente al público y presentar otra canción del nuevo álbum: Breathe. Esta canción es, sin duda, el punto flojo de la setlist, ya que ni siquiera los que más conocemos In a world like this la cantamos con muchas ganas. Sin embargo, el momento bajo pasa tan rápido como ha llegado en cuanto empieza a sonar I’ll never break your heart o, en su versión española,Nunca te haré llorar. Y es que, como siempre en España ‒o al menos en todos los conciertos que yo he estado‒ cantan en castellano unos cuantos trozos ‒en Madrid fueron sólo las primeras estrofas, en Barcelona también el estribillo‒ para gozo del público. Estos son los detalles que hacen sentirse especiales a los fans, por estúpido que pueda parecer. Y del momento emotivo a la euforia del ritmo deWe’ve got it going on que ya hace años que en directo suena actualizada ‒falta le hace‒ con un ritmo más hip hop que la versión original. Una canción para disfrutar bailando, aunque la mayoría del público prefiere seguir esta ‒estúpida‒ moda de sacar la cámara y grabar.

Las luces se apagan y de repente se empieza a ver mucho movimiento en el escenario: son los fans afortunados que suben para disfrutar desde ahí del set acústico del concierto. Antes de eso, momento de cantarle el cumpleaños feliz a Brian ‒en Madrid también se hizo aunque el día señalado fuera en Barcelona, donde se le entregó el merecido pastel‒ y bromear un poco con el público. Entonces los cinco Backstreet boys se adueñan de instrumentos: guitarras, caja de percusión y piano. Antes de empezar el set acústico, otro detalle para los fans: un trocito de Donde quieras yo iré, a capella.



Armados con sus instrumentos, los Backstreet boys se desnudan de coreografías y se muestran sin temor en su versión más pura con 10000 promises ‒mi grata sorpresa de la setlist‒, Madeleine y Playing games with my heart. Durante el set Nick bromea diciendo: “mirad, somos sólo medio-boyband, aquí todos tocando instrumentos, nos estamos volviendo cool…”, una broma con deje reivindicativo, al cual me sumo.

Mientras los fans bajan del escenario nos ponen otro vídeo, esta vez el trailer de su película ‒hecha para celebrar y rememorar sus veinte años como grupo. El siguiente bloque de canciones empieza con la clásica The one, la nueva Love somebody y otro temazo de antaño, Shape of my heart. Entonces habla Brian y nos presenta el que fue el primer single del último cedé y que le da nombre: In a world like this, canción que a diferencia de las otras nuevas, hace mover y cantar al público como las oldies.

En ese punto se empieza a oler el final del concierto, impresión que se confirma cuando suena I want it that way. El público se vuelve loco y se deja la voz cantando el que probablemente sea, para los fans, su mayor himno. Los chicos dejan el escenario pero no tardan en volver, todos sabemos que falta otra canción imprescindible: Backstreet’s back. Saltar, cantar y bailar sería lo adecuado y una manera perfecta de acabar un concierto por todo lo alto, pero ya sabemos que mucha gente prefiere no hacer nada de eso y limitarse a grabar. Los chicos cumplen con lo que se espera de ellos haciendo su archifamosa coreografía mientras cantan, como siempre han hecho y seguramente, siempre harán: esa actuación es un clásico. Sin embargo, el concierto no acaba ahí, y es que aún nos tienen guardada otra canción más. Tras desaparecer del escenario otro instante, vuelven para poner el broche final con otra de sus mejores canciones ‒y muy adecuada tanto para abrir concierto, como hacían antes, como para acabarlo‒, Larger than life.



En resumen, un concierto muy completo en el que hay de todo: no falta ninguno de sus antiguos hits, se incluyen las canciones nuevas de forma muy inteligente para que el público que no las conoce no desconecte, empiezan y acaban con canciones potentes, se interactúa con la audiencia regularmente… Los Backstreet boys no llevan 20 años en esto por casualidad: saben muy bien como crear un gran espectáculo. Y es que sin muchos efectos ni decorado, sin cambios de ropa ‒como hacían antaño‒ consiguen divertir a todo el mundo. Valoro muy positivamente el set acústico y el hecho de que se sigan tomando en serio las coreografías. Ellos saben que son una boyband y no se avergüenzan de ello ‒¿por qué tendrían que hacerlo?‒ así que siguen trabajando mucho para seguir ofreciéndonos bailes de calidad ‒dejadme decir que es impresionante su estado de forma, y es que ya no son unos chavales‒ mientras cantan. De esa manera, ellos son el espectáculo, sin necesidad de los bailarines ni los grandes montajes a los que nos tienen acostumbrados los grandes artistas internacionales. Y eso es lo que los fans queremos ver: a nuestros chicos haciendo lo que siempre han hecho: cantar y bailar.

En cuanto a ellos individualmente, tengo que destacar a Nick. Ya hace años que se ha convertido en el alma de la fiesta, el que más energía derrocha, el que se pega bailecitos cuando no hay coreografía establecida sólo porque disfruta bailando ‒y el público con él‒, el descarado… y el que mejor canta. Su calidad vocal es digna de mención, más aún teniendo en cuenta su evolución en estos veinte años de Backstreet boys. AJ, Howie y Kevin siguen haciendo lo que han hecho siempre y lo siguen haciendo igual de bien. Brian, sin embargo, es el punto flojo. Vocalmente, deja que desear. Creo recordar haber leído que sufrió una enfermedad que le ha dejado tocado para siempre ‒por fan que sea del grupo, no sé demasiado de la vida de los chicos, así que puede que me equivoque‒ y que por ello sufre afonía. Realmente, es un problema. Y una pena, porque tanto te puede cantar perfectamente una canción como te puede destrozar la siguiente. Obviamente, a medida que avanza el concierto se va quedando más y más afónico: en su speech en Barcelona a penas podía hablar ya. Un problema de difícil solución ya que si médicamente no se puede hacer nada para remediarlo, la única opción sería que dejara el grupo y sinceramente, unos Backstreet boys sin Brian es una idea inconcebible.



Madrid:

El concierto en Vistalegre fue un gran espectáculo. En cuanto a sonido, fue muy correcto. He leído por ahí que en las gradas no llegaba tan bien, pero en la pista todo sonó como tenía que sonar. Obviamente la acústica no es tan buena como la de una sala de conciertos, pero no hubo fallos ni desajustes de volumen ‒el volumen de la música estaba ligeramente por encima del de las voces, a elección suya. En cuanto a escenario, como ya he comentado antes, los chicos prescinden de grandes montajes, y eso incluye las pantallas de retransmisión que son de gran ayuda para la gente que está lejos o en las gradas. Sin embargo, en Vistalegre, en pista no se necesitaron para nada.

El espacio por el que se movieron los chicos se dividía en varias partes: el escenario normal, una tarima elevada justo delante de la gran pantalla de proyecciones, una pasarela que dividía el público de delante en dos y otra pasarela que cortaba la pista horizontalmente aproximadamente por la mitad del espacio. Estas pasarelas, a parte de dividir la pista en varias zonas asegurando menos aglomeración de gente, proporcionaron al concierto mucho dinamismo. Los chicos cantaron casi la mitad de canciones en el medio de la pista, moviéndose de ahí al escenario y a la tarima elevada de una canción a otra. Estas transiciones no sólo enriquecen el espectáculo sino que, además, cantar en medio de la pista permite al público de la parte trasera y también de las gradas ver a los chicos más de cerca.

Los Backstreet boys salieron al escenario con una energía que mantuvieron a lo largo de las casi dos horas de concierto, cumpliendo con las expectativas de sus fans. El de Madrid fue un concierto de notable alto.


Barcelona:

Segunda vez que asisto a un concierto en el Sant Jordi Club, segunda vez que salgo muy enfadada por la deficiente acústica de la “sala” ‒como dijo Dani Martín recientemente en mitad de su concierto ahí, en realidad es más bien “un puto polideportivo”. Al empezar, a penas se oían las voces. Estuvieron subiendo y bajando los volúmenes de los micros de los chicos durante al menos seis canciones, hasta que encontraron un punto más o menos correcto. Este problema no voy a colgárselo a los del Sant Jordi Club, puesto que los volúmenes se tienen que ajustar durante las pruebas de sonido previas. Sin embargo, aún cuando lo consiguieron, el sonido en general siguió siendo muy malo hasta el final, y esto es cosa de la sala.

Hubo también otros problemas que no me pasaron desapercibidos para nada: en Incomplete un altavoz chasqueaba y cuando pusieron el vídeo-entrevista humorístico, la imagen y el sonido iban desincronizados.

En cuanto a espacio de la actuación, en Barcelona no había las pasarelas en la pista, con lo cual los chicos no se movieron más allá del escenario y la tarima elevada. El resultado fue un espectáculo mucho menos dinámico.

También hay que decir que ellos, que aunque como profesionales que son se entregaron al máximo, estaban más cansados ‒tres noches seguidas de concierto pesan, y supongo que las after party no ayudan a recuperarse. Eso se nota especialmente en las partes no coreografiadas: Nick no bailó tanto, por ejemplo. También me atrevería a decir que las voces sonaron peor ‒Nick no se lució tanto y Brian estaba aún más afónico que en Madrid‒ aunque es una afirmación arriesgada puesto que con la mala calidad del sonido de la sala, era realmente difícil apreciar las voces de cualquiera de ellos.

En definitiva, todos estos problemas, algunos ‒como el más importante, la acústica‒ atribuibles a la sala y otros a los propios Backstreet boys y su equipo, deslucieron un espectáculo que podría haber sido mucho mejor ‒la prueba, el concierto en Vistalegre.

Un concierto como el de Barcelona no les hace ningún favor a los chicos. Por supuesto, los fans que sólo quieren verles y disfrutar sin fijarse demasiado en la calidad, seguro que salieron satisfechos; pero los que somos más exigentes no demasiado. Al concierto de Barcelona le doy un aprobado justo.


En cualquier caso, disfrutar de los chicos en directo vale la pena. No pisan Europa muy a menudo, así que yo animaría a cualquier fan a que se pase por sus conciertos en el futuro porque se divertirá seguro. Además de ser una de las pocas boybands con tantas tablas, los chicos cuidan a sus fans y lo hacen de corazón. Disfrutan en el escenario y hacen feliz al público. Y los viajes en el tiempo muy de vez en cuando no vienen nada mal, especialmente cuando te llevan a rememorar los maravillosos tiempos de la adolescencia.

¡Larga vida a los Backstreet boys!


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